Estas son algunas de las obras de arte que más me han impactado, desde varios de sus aspectos como historia, mensaje, colores, contexto.
El Nacimiento de Venus, pintado entre 1484 y 1486, representa el momento en el que Venus, diosa del amor y la fecundación, llega al mundo, sobre una concha, flotando sobre el mar. Zefir y la ninfa Aurora soplan para que la concha llegue a la orilla, donde la Hora Primavera, la personificación de esta estación, la espera para cubrirla con un manto florido.
Pintado en el año 1908 representa el ‘sentimiento’ de la pérdida de uno mismo que los amantes sienten. La sensación de amor pleno, fuerte, sexual y espiritual. Se dice que Gustav Klimt pintó el beso inspirándose en los fondos pintados con oro de los mosaicos bizantinos de la Iglesia de San Vitale en Ravena, Italia, y de sus acabados.
Noche estrellada - Van Gogh
Pintado en el año 1889 Muchos han sostenido que este lienzo de Van Gogh es una expresión de su emocionalidad. En su nivel más elemental, La noche estrellada representa la vista de Saint-Rémy de Provence a la que Van Gogh tenía acceso desde la ventana del asilo de Saint Paul de Mausole en Arlés, donde estuvo recluido entre 1889 y 1890.
Pintado Entre 1508 y 1512 Dios (a su derecha) está a punto de darle vida a Adán. Su dedo va hacia Adán, no lo topa. El artista escogió presentar ese momento, pero sin el contacto entre ambos. es capaz de explicar uno de los dolores más profundos y angustiantes de la vida: decidir. Esos índices estirados, en busca el uno del otro, representan la duda, la incertidumbre, el dilema. Es la antítesis de lo que buscamos: la certeza, la confianza, la creencia.
Sabemos el final de esa historia. Dios le dio la vida a Adán y lo hizo libre. Esa libertad lo llevó al pecado original y de alguna manera perpetuó la duda frente a una decisión. Los dedos se unen, pero se tienden a despegar continuamente. Así son las historias y su valor es posterior en esa unión.
La joven de la perla - Johannes Vermeer
Pintada en 1665 En el cuadro de Vermeer destaca especialmente la gran perla en forma de gota que cuelga de la oreja de la muchacha. Según el místico Francisco de Sales: “Pienso que esta joya significa en sentido espiritual que la oreja es la primera parte que un hombre quiere tener de su mujer y que la mujer debe conservar más fielmente”. Así pues, está bien claro que la perla constituye un símbolo de castidad y por tanto alude a la posibilidad de que el cuadro pudo haber sido pintado con motivo de la boda de esta joven.
El dormitorio en Arlés -Vincent van Gogh
Pintada entre entre 1888 y 1889, van Gogh en ellas se centró en reflejar su habitación y en transmitir, mediante colores cálidos, la sensación de descanso y sosiego. Se lo contó él a su hermano Theo en una de las muchísimas cartas que le mandaba decía que había vuelto a materializar nuevas ideas y que estaba con ganas de tomar el pincel y ponerse manos a la obra.
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